Vistas de Coín tomadas durante la década de los años sesenta del siglo XX por Bonifacio Villalobos Pérez, a la que añadimos nuevas fotografías periódicamente hasta completar la colección.

La ciudad, el pueblo, representa la Civilización frente a la Naturaleza; oposición simbólica que separa pues lo cocido de lo crudo, la simetría de la asimetría, lo masculino de lo femenino. Organización dual que elimina la angustia primitiva del Caos, de lo informe, de lo que no puede nombrarse.

El pueblo es el lugar del fuego primitivo, lugar paternal, de posibilidades, del individuo que busca un sitio al que pertenecer. Lugar también de peregrinaje y de visitas periódicas ( ir "de arranque" se decía en Coín ) e imagen de nuestros logros y de nuestra evolución cultural; pero también lugar que contiene los medios que engendrarán su propia defunción. Y algo de esto último está ocurriendo ya.

Y dentro del pueblo el Templo como "Lugar Sagrado" ( la Religión es el Acto Fundacional de la Civilización ), que ocupa el centro geográfico y espiritual de la urbe. En ese templo converge la geometría diversa de las calles y plazas que se extienden hasta la muralla. Calles que son el lugar de los juegos tradicionales de los niños y lugar de las fiestas populares.

Calles donde todavía es posible, aunque cada vez menos, el lazo social.

Fiestas de todo tipo y durante todo el año, pero casi todas con un contenido latente: el culto al encuentro entre lo masculino y lo femenino.