En los cuatro caminos que dan entrada o salida a Coín existían desde tiempo inmemorial un monumento con una cruz, a la que se encomendaban los paisanos devotos que salían de la villa a trabajar al campo u otros menesteres, en previsión de los peligros que podían acechar, o bien cuando volvían a sus casas tras las tareas. Y, a las que también se encomendaban los forasteros al llegar por aquí.
La capilla que se conoce como de Río Cuevas a la entrada de la ciudad por la carretera de Málaga, y que desde antaño venía albergando una de esas cruces, es la que podemos ver en el detalle de la fotografía que arriba reproduzco. Fue tomada sobre principios del siglo XX y es la más antigua que conocemos del lugar y el monumento.
Esa capilla décadas después, en 1949, se encontraba en un estado de abandono y dejadez lamentables que hicieron ver a las autoridades locales la necesidad de su adecentamiento y restauración dado, además, su estratégica situación a la entrada del pueblo y a la vista del visitante.
A iniciativa del joven futuro abogado coineño don Juan Santos Gutiérrez, en aquel momento secretario de la Junta de Festejos, se acometieron por el municipio las obras de reforma necesarias para su arreglo, y en la mañana del festivo día del 3 de mayo de 1949, se bendijo el pequeño recinto con una nueva cruz.
La colección de seis fotografías que aquí comparto me las facilitó en su día el mismo don Juan Santos y algunas de ellas publiqué en mi libro 'Crónicas de Coín. Memoria fotográfica (1900-1962)' (Ediciones Coincidentes, Coín 2000, Págs. 358-359). Hoy las rescato de nuevo y reproduzco la serie completa que recogen secuencialmente el singular momento de la inauguración.
De arriba abajo, caminando tras la nueva cruz en dirección a la 'repasada y renovada' capilla: el párroco de san Andrés, don Francisco Lanzat Ríos, la Junta de Festejos, representantes del Ayuntamiento, y todo el pueblo con la banda de música municipal al fondo. Igualmente, momento de la llegada al lugar en que tras el ofrecimiento y entrega de llaves al párroco queda colocada y bendecida la cruz. Seguida de la que deja constancia gráfica del acontecimiento y sus protagonistas, en la que se reconocen, de izquierda a derecha, el vicepresidente de Acción Católica de san Andrés, señor Gámez; don Francisco Torres y don Bonifacio Villalobos en representación de la Hermandad del Cristo del Perdón y la Vera Cruz; don José Pedraza, concejal y presidente de la Hermandad de Labradores; el párroco señor Lanzat; don Fidel Santos, alcalde accidental en ese momento; don José García, concejal y presidente de la Junta de Festejos; don Juan Santos, secretario de la misma junta, y el guardia municipal señor Peña. Todos ellos rodeados de monaguillos, público y hortelanos vecinos. La siguiente es una vista del impecable estado en que quedó la construcción tras el arreglo.
Así se mantuvo durante mucho tiempo hasta que, sobre finales de los años sesenta, para una mejor adecuación de ese cruce y carreteras al tráficos de los nuevos tiempos, se trasladó al actual enclave construyéndose la que hoy conocemos, si bien es la imagen de san Cristóbal, patrono de los conductores, la que allí hay ahora.
Por último, la espléndida e inédita vista que añado de ese entorno hacia la mitad del siglo pasado y que me regaló un viejo amigo, nos muestra el bello paraje de ese histórico y transitado cruce de caminos de Río Cuevas, guardada permanentemente aquella capilla por el icónico caballero de negro y cerámica que siempre estuvo apostado en la fachada lateral de la casa de enfrente.
