'Una prudencial disposición debida a la asistencia de un comandante militar con su amante', hizo que el obispo de Málaga don Balbino Santos Olivera, por la conducta escandalosa de la pareja, suspendiera en 1941 la romería que en honor de la patrona de Coín, la Virgen de la Fuensanta, venía secularmente celebrándose como de costumbre: la imagen se trasladaba muy de mañana a la ermita donde se celebraba misa, volviéndose a media mañana a la ciudad, entre carretas, coches y caballería. Así consta justificada la excepcional prohibición de la romería coineña en el informe que le fue presentado al obispo auxiliar de la Diócesis años después, solicitando el traslado temporal de la Virgen a su ermita en Pereila.

Debido a aquella supresión se habían quejado los fieles y el clero coineño de la poca asistencia a los cultos, por lo que a iniciativa de la Hermandad de Excombatientes se convino con el arcipreste, don Telesforo García Piedecasas, en organizar una 'gira campestre a la ermita', como sucedáneo de la añorada romería. Estas giras, que se vinieron celebrando en los años sucesivos de la década de los años cuarenta del pasado siglo, se realizaban en el mes de abril y según notas del cura coineño don Francisco de Asís Jiménez López, de las que tuve ocasión de disponer, contaba que "participaba Coín entero en grupos familiares y, sin temor a equivocarnos, podemos asegurar que tan sólo quedaron en aquellos primeros años en el pueblo los ancianos y enfermos. Se decía misa en el santuario y al caer la tarde volvían todos acompañándola rezando el Santo Rosario".

Esta selección ampliada de las fotografías que ya publiqué en mi libro 'Crónicas de Coín. Memoria fotográfica, 1900-1962' (Ediciones Coincidentes, Coín 2000) y que hoy compartimos, puede dar idea de aquellas entrañables 'giras campestres a la ermita'.