El pintor Palomo, como cariñosamente se conoce en su ciudad natal a don Antonio Palomo Anaya (1865-1941), es parte de la llamada Escuela Malagueña de Pintura y su nombre también lo aporta Coín a la más sólida y universal pintura del diecinueve.

El Ayuntamiento de Coín, presidido por don Bartolomé Abelenda Fernández, en sesión extraordinaria de 13 de Agosto de 1938, reconociendo sus méritos y prestigio como 'ferrada columna en el templo del arte contemporáneo español', le concedió el título de Hijo Esclarecido y Predilecto de la Ciudad, dedicándole una de las glorietas en el parque de san Agustín, cuyos jardines se inauguraban, en justo y merecido homenaje de recuerdo a su gran obra y persona.

Aquella misma corporación distinguió al célebre rapsoda cartameño don José González Marín (1889-1956) con el honorífico título de Hijo Adoptivo de Coín, en reconocimiento a su arte en el mundo y agradecimiento a su amor por este pueblo, dedicándole igualmente otro de los cenadores del frondoso parque, y allí habían permanecido en su recuerdo desde entonces, a la vista del visitante, unos bonitos azulejos identificativos con sus nombres.

Tras la remodelación en 2006 de este parque, uno de los lugares más bellos y emblemáticos del pueblo, el azulejo con el nombre del genial pintor coineño desapareció y no se volvió a colocar, a pesar de que así lo advirtió esta fundación al gobierno municipal del momento e insistir (la verdad con poco éxito) en lo procedente de su reposición, como una de las señas de nuestra identidad cultural, que no debería desaparecer.

Queriendo remediar el olvido, la Fundación García Agüera repuso en el mismo sitio aquel azulejo reproduciendo el antiguo desaparecido, colaborando generosamente en esta iniciativa la ceramista local Luisa Luque y la Cooperativa San Vicente de Paul.

En el acto, que celebramos de manera íntima el 15 de junio de 2007, nos acompañaron numerosos vecinos, amigos, familiares de Palomo Anaya, y un grupo de alumnos del colegio público coineño que lleva el nombre del gran artista coineño, acompañados de sus maestros.

El inútil vandalismo de estos últimos tiempos, del que desgraciadamente este pueblo no es ajeno, hizo desaparecer del lugar, no solo esos azulejos sino incluso la estructura de hierro que lo sustentaba adornando el recinto.

Nuevamente, hace unos meses advertimos al gobierno local del desagradable sucedido y tanto el alcalde, don Fernando Fernández, como la concejal de Cultura, doña Isabel Urbaneja, fueron receptivos al proyecto e hicieron suya la responsabilidad de restituirlos, gestionando todos los pasos necesarios para que, otra vez y desde el pasado 30 de enero, sigan los nombres de Antonio Palomo Anaya y José González Marín formando parte de la belleza y memoria común de este pueblo y el patrimonio cultural de todos.

Coín, Febrero de 2015