ANTONIO REYNA MANESCAU

 

Nace en Coín (Málaga) el 5 de diciembre de 1859 el niño Antonio María de la Concepción Reyna Manescau, quien se convertiría en 'el más preciosista de los pintores de paisaje andaluces del XIX'.

De familia acomodada, fueron sus padres don Francisco Reyna Zayas (1825-1892) y doña Matilde Manescau y Otsman (1823-1910), quienes después de contraer matrimonio en 1847 tuvieron 'diez hijos de los cuales fallecieron seis en la infancia y actualmente viven cuatro llamados don Francisco, don Guillermo, don Ricardo y don Antonio Reyna Manescau', como así lo expresa el padre al notario de la villa de Coín, don Ezequiel Jiménez Encinas, al otorgar testamento el 23 de abril de 1892.

Vive en Coín con su familia toda su niñez y parte de su juventud, y la historia de esta ciudad recoge en sus páginas constancia de esta presencia familiar. Su hermano don Ricardo, fabricante de aguardientes, exportador de vinos y abonos minerales, fue alcalde de Coín varias veces (1895-96, 1907, 1910-11 y 1913) como también lo fue su tío, don José Reyna Zayas, en 1865, y aquí se encuentran enterrados, en el cementerio San Fernando, donde también reposan sus padres.

En esta villa se despierta en don Antonio Reyna, a muy temprana edad, sus facultades innatas para el dibujo y su afición a pintar todas las cosas de su alrededor. El interés y aptitudes hacen que sus padres lo inscriban en la Escuela de Bellas Artes de Málaga donde recibe enseñanzas, primeramente, de don Joaquín Martínez de la Vega y, posteriormente, de don Bernardo Ferrándiz.

Desde muy joven expone con regularidad, destacando en el ambiente artístico local por el color, lo atractivo de sus composiciones y lo suelto de su pincelada. Antonio Reyna ManescauLos progresos de nuestro joven pintor son espectaculares y en 1882 consigue de la Diputación de Málaga una pensión para ampliar sus estudios en Italia. Roma había enamorado a don Antonio Reyna y en esa ciudad se quedaría a vivir para siempre. En 1885 viaja a Venecia y, desde entonces, 'su producción estará compuesta mayoritariamente por esos rincones venecianos realizados con técnica preciosista', motivo por el que al ilustre coineño se le conoce en el mundo como 'El pintor de Venecia'.

Enamorado don Antonio de la belleza italiana hubo su padre de otorgar escritura ante el notario de Coín, el 25 de octubre de 1889, en la que 'da y concede a su dicho hijo el consejo favorable que necesita' para que pueda celebrar 'matrimonio canónico con la Señorita Doña Beatriz Mililotti Desantis, hija de Don José, difunto, y de Doña Emilia, también soltera, vecina de Roma y de edad de veinte años'. Bice, como cariñosa y familiarmente llamaba a su esposa, fue una afamada cantante de ópera que, luego de retirada, seguía actuando en cuantas galas benéficas se celebraban en la capital italiana a las que era invitada por su encanto y bella voz. Instalado definitivamente en Italia, no pierde nunca nuestro ilustre pintor el contacto con su tierra.

Su madre, doña Matilde Manescau, fallece en Coín el 7 de septiembre de 1910 y con tan triste motivo viaja don Antonio a su ciudad natal. Durante su estancia en ésta se inspira para obtener otro de sus éxitos más sonados y notables. En la Esposizione Internazionale di Belle Arti di Roma en 1911, expone en el pabellón español su gran lienzo Rancho andaluz, obra que en la actualidad puede admirarse en el consistorio coineño y que representa, magistralmente, el frondoso rancho de una de las huertas de Coín, concretamente el llamado Cortijo Ricardo, segregado de la Haza Zaya propiedad de la familia, y que, evidentemente, prueba sus continuos contactos con los medios artísticos españoles y esta tierra .

En su pintura, ciertamente novedosa para la época, hace gala nuestro pintor en todo momento de una gran destreza para el dibujo y una innata habilidad para la composición, de abundante riqueza cromática y audaz pincelada.

Falleció don Antonio Reyna Manescau el 3 de febrero de 1937 en la ciudad de Roma y en ella se quedó para siempre. Reconocido en el mundo entero, es casi ignorado en su ciudad natal, la que, sin demora, debe recuperar su origen y memoria para disfrute de todos. Esta fundación quiere contribuir a ello.