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Artículo publicado en la revista Actual en febrero de 2005
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Los coineños (como todos con lo suyo) nos hemos sentido siempre orgullosos de nuestra agua, nuestro pueblo, nuestras huertas�Pero, si lo más bonito de Coín es el paisaje, lo mejor es su paisanaje. Son muchos los paisanos, de todos los tiempos, de los que nos sentimos igualmente orgullosos. De uno de ellos, el más universal, es de quien hoy les quiero contar para estrenar colaboración con esta magnífica revista vecina, y venir a coin-cidir la fecha 'actual' en que escribo con el aniversario de su nacimiento.
Se trata de don Antonio Reyna Manescau, nuestro genial pintor nacido en esta tierra el 5 de diciembre de 1859 y que se convertiría en 'el más preciosista de los pintores de paisajes andaluces del XIX'. Aquí vive con su familia durante su niñez y parte de su juventud, y la historia de esta ciudad recoge en sus páginas constancia de esta presencia. Su hermano don Ricardo, fabricante de aguardientes, exportador de vinos y abonos minerales, fue alcalde del municipio varias veces entre 1895 y 1913, como también lo fue, en 1865, su tío don José Reyna, y aquí se encuentran enterrados; donde también reposan sus padres, don Francisco Reyna Zayas (1825-1892) y doña Matilde Manescau y Otsman (1823-1910)
En su ciudad natal se despierta en don Antonio Reyna sus facultades innatas para el dibujo y su afición a pintar cuanto le rodea. Tal interés y aptitudes hacen que sus padres lo inscriban en la Escuela de Bellas Artes de Málaga donde recibe enseñanzas, primeramente, de don Joaquín Martínez de la Vega y, posteriormente, de don Bernardo Ferrándiz. Son tan espectaculares los progresos del joven pintor que la Diputación de Málaga, en 1882, le concede una pensión para ampliar sus estudios en Roma, y pronto entra a formar parte del grupo en ella de pintores españoles, frecuentando las tertulias del Café Greco con don José Moreno Carbonero, don Antonio Muñoz Degrain, don Eugenio Oliva, etc.; el taller de don José Villegas, o las reuniones en el Palacio Martinegno della Palle, residencia de doña Cecilia de Madrazo, viuda de Fortuny.
Roma había enamorado a don Antonio Reyna y allí se quedaría a vivir para siempre. Y, Venecia, ciudad de la que se queda prendado y adonde viaja con frecuencia, será referente clásico de su abundante producción, hasta el punto de ser conocido en todo el mundo el ilustre artista coineño como 'el pintor de Venecia'.
Consagrado ya, al obtener Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid en 1887 con su cuadro 'Floralia', desaparecido en la Guerra Civil , son innumerables los reconocimientos a su arte que se suceden a través de su larga y brillante carrera pictórica. Entre éstas, el acuerdo unánime del Ateneo de Madrid al nombrarlo �socio de mérito'; el título, en 1895, de Caballero de la Real y distinguida Orden de Carlos Tercero, concedido por el Rey don Alfonso XIII; o, por citar alguna otra más, realizar los dos retratos, que están colgados en el Museo Vaticano, de Benedicto XV, 'El papa de la Paz', antecesor del actual en el nomenclator.
Sin embargo, la obra que los coineños sentimos como más nuestra de toda su espléndida creación, es el cuadro 'Rancho andaluz', el regalo de don Antonio Reyna a su pueblo natal. El lienzo, de grandes dimensiones, fue expuesto en el pabellón español de la Esposizione Internazionale di Belle Arti di Roma en 1911, y en la actualidad forma parte de los fondos de arte de la Diputación de Málaga, con la que andamos gestionando su cesión. Representa, magistralmente, el frondoso rancho de una de las huertas de Coín, concretamente el llamado Cortijo Ricardo, propiedad de la familia en su tiempo y donde el gran pintor pasa una temporada con motivo del fallecimiento de su madre.
Cuando estas letras vean la luz, estará próximo el aniversario de su fallecimiento en Roma, el 3 de febrero de 1937. El año pasado por esos días unos amigos quisimos depositar flores sobre su tumba en el panteón español del cementerio de 'la ciudad eterna', donde reposa junto a su mujer doña Beatriz de Mililotti y su hija doña Matilde. Al igual que aquellas flores, quieren ser ahora estas letras un sentido homenaje de recuerdo a la memoria del gran pintor, nuestro universal paisano, don Antonio Reyna Manescau.
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